Akira Toriyama es uno de los mangakas más reconocidos y mejor remunerados en la industria del cómic japonés. La empresa japonesa Oricon calculó que hasta 2008 el manga de Dragon Ball había vendido más de 150 millones de copias, sólo en Japón. Por eso debe ser un gran honor convertirse en el artista escogido por Toriyama para continuar con su legado. Todavía más si eras un joven que se dedicaba a crear fanart de la serie. (Si te interesa conocer cuánto gana un mangaka en promedio, dejaremos esto por aquí).

Japón se destaca por muchas cosas a nivel artístico, cultural, tecnológico y social. Pero en un ámbito no tan profundo, sus publicidades se encuentran entre las más extrañas y abyectas del mundo. No se puede negar que algunas son muy creativas, pero hay casos en que la perplejidad que pueden causar merece un artículo propio.

Cuando Krillin y Gokú se inscriben en su primer Torneo de las Artes Marciales, el maestro Roshi decide hacerse con un puesto. Sabe que podrá vencer a sus estudiantes y con la derrota, no perderán el interés por las artes marciales. Pero para hacerlo, necesita un disfraz. Se viste de traje negro y peluca azul, pero no es suficiente. Necesita un nombre: Jackie Chun.

¡GOKUUUUUUUUUU!

Como especialista interno en el tema, paso mucho tiempo indagando sobre las novedades que Dragon Ball Super (y el anime en general) revela semana a semana; y mientras realizaba mi investigación rutinaria, uno de los anuncios de Shueisha fue tan impactante que me hizo decidir no hacer review semanal del episodio 62 (uno bastante flojito, dicho sea de paso), sino en cambio escribir sobre tan magnífica noticia: DBS estará con nosotros mucho más tiempo del que pensábamos.

Señoras y señores, Trunks ha regresado de su oscuro futuro con la promesa de una cruenta batalla. Está completamente lleno de ira y dolor: acaba de perder a su madre y a su ¿novia? a manos de este ser malvado, idéntico a Gokú, a quien debe destruir a toda costa.