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conducta del niño

¿Cómo lidiar con la onicofagia infantil?

Publicado 25 Jul 2011 – 10:56 AM EDT | Actualizado 5 Abr 2018 – 01:47 PM EDT
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El nombre puede sonar extraño – onicofagia–, pero el hecho seguramente te es familiar. Se trata del nombre científico del hábito de comerse las uñas, que algunas veces aparece en niños y adolescentes. No es un trastorno mental de gravedad. Sin embargo, debe ser corregido con la ayuda de los padres.

Según los expertos, la onicofagia es una vía para depositar ansiedades. Afecta a ambos sexos por igual y se desarrolla de 4 a 6 años. A partir de entonces, la frecuencia de aparición disminuye, sobre todo en las niñas. El hábito se abandona pues los menores cobran conciencia y les da vergüenza enseñar las uñas en mal estado.

Esta práctica puede repercutir negativamente en la salud infantil. Mientras son roídas las uñas, se afectan en su crecimiento. Por otro lado, se producen pequeñas laceraciones en las zonas que están debajo de ellas, las que pueden ser dolorosas y llegar a infectarse. Morder las uñas constantemente provoca alteraciones en los dientes. El choque de un incisivo contra el otro desgasta la dentadura.

Otras modificaciones importantes se producen, como la mala oclusión de los dientes anteriores, las infecciones causadas por bacterias, virus, hongos, que pasan a la mucosa y de ahí al estómago infantil, así como la destrucción de los alvéolos.

Los tratamientos de la onicofagia suelen ser difíciles. El origen de la condición es nervioso y los menores no son responsables de ello. Por tanto, una actitud de regaños y castigos, sólo conseguirá mayores trastornos en el sistema. Se puede crear, incluso, un círculo vicioso y reforzar el hábito.

El consejo más importante para los padres es que establezcan con sus hijos una comunicación cálida, orientada a que el niño entienda el problema. Se les puede explicar que a veces las personas cuando están preocupadas o enojadas se comen las uñas pero que en realidad no es una práctica buena para la salud ni para el aspecto físico.

Los pactos con los pequeños son muy eficaces. Se establece como una especie de reto, donde el niño recibirá un premio si logra pasar de niveles. Por ejemplo: si dejas de comerte las uñas una semana iremos al parque de diversiones, cosas tales.

Por otro lado, se pueden lograr sustituciones mediante chicles, zanahorias, o tratar de que tenga las mano ocupadas en momentos de tensión. Todo esto sin dejar de observar qué está alterando los nervios del niño y tratar de remediar esa situación psicosocial.

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