La timidez en los niños

Así como hay niños muy inquietos y extrovertidos, también hay niños tímidos, tranquilos y callados. Es normal que esto suceda, pues responde a las distintas personalidades y maneras de ser. Pero cuando la timidez llega a un extremo, que dificulta el relacionamiento del pequeño con quienes lo rodean, los padres debemos ayudarlo a superar ese problema.

Según varios estudios, la timidez está condicionada por factores genéticos, aunque también puede ser potenciado por factores externos. ¿Cómo nos damos cuenta de que un niño es muy tímido? Ya a partir de los tres años, puede comenzar a presentar signos como dificultades en el rendimiento escolar, problemas para hablar delante de otras personas, renuencia a jugar con otros niños, carencia de gestos como el o visual o la sonrisa, dificultades para expresarse, tartamudeo, temblores, sudoración, etc.

Si identificas alguna de estas situaciones en la vida de tu hijo, es momento que lo acompañes y lo ayudes a combatir la timidez. Por definición, una persona tímida es una persona insegura, por ello, debemos comenzar por ayudarlo a desarrollar confianza social y, obviamente también, confianza en sí mismo. Dile que la timidez es una condición que, en mayor o menor medida, sucede a casi todas las personas, y que puede superarse perfectamente.

Tu apoyo hacia el pequeño tiene que mostrase tanto a través de acciones como de palabra. No lo regañes por su timidez y crea entornos sociales más seguros para que poco a poco se empiece a “soltar”. Por ejemplo, propónle que invite a su mejor amigo del colegio a jugar a casa. Los chicos tímidos siempre se sienten más cómodos en su propio hogar y con pocas personas.

Si bien la timidez es un rasgo de la personalidad, con tu ayuda y apoyo, tu hijo aprenderá a combatirla.