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Deja de culpar a las mujeres que tienen una pareja abusiva: cómo ayudarlas de verdad

Publicado 27 Mar 2021 – 04:40 PM EDT | Actualizado 27 Mar 2021 – 04:55 PM EDT
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Directa o indirectamente, casi todas las personas han sido testigos de una relación violenta, o bien, la han vivido en carne propia.

Clasificar los grados de gravedad en la violencia, es tan difícil como estar en los zapatos de la víctima, pero eso no impide que la cultura (en especial la Latinoamericana) normalice agresiones "leves" en una relación.

De manera irónica, el mismo sistema social que tiende a resaltar la idea de que "el amor es sacrificio", es el mismo que juzga a las mujeres cuando no huyen enseguida de una pareja agresora.

La percepción tradicionalista parece culpar a la mujer por todo lo malo que le pasa. Incluso al momento de ser violentada, se le revictimiza preguntándole qué hizo para "provocar" a su pareja, o bien, se le tacha injustamente de "tonta" por no irse a la primera agresión.

Pareciera que si la mujer maltratada no termina muerta o saliendo épicamente por la puerta de su hogar como toda una "Wonder Woman", no merece la más mínima compasión... y eso es más que desgarrador.

Las frases motivacionales y vacías NO son de ayuda para estos casos, tampoco las señalizaciones prejuiciosas: hay todo un sistema acuñado a las percepciones contemporáneas de convivencia, y gran parte de los factores que lo componen, impiden que la víctima abandone su ciclo de violencia.

De acuerdo a la terapeuta Wendy L. Patrick, hay al menos tres teorías psicosociales que explican (tras numerosas investigaciones) por qué las mujeres permanecen al lado de su agresor, y más aún, por qué deberían dejar de ser juzgadas y culpadas por su situación. Aquí las explicamos:

Teoría del Ciclo de la Violencia

La más extendida y estudiada: no es que los agresores tengan una capa de villano todo el tiempo. A la luz de sus familiares y amigos, el agresor lucirá como un derroche de virtudes, mismas que seguro conquistaron a la víctima en un primer lugar.

Ningún agresor llega intentando ligar a base de insultos o golpes, pero éstos sí se van dando poco a poco, aumentando de grado en cada discusión, y llegando a ser fatales.

Luego, el arrepentimiento llega al agresor y promete a la víctima que nada malo volverá a ocurrir. Ella, quien lo conoció en su "mejor momento", permanece con la esperanza de recuperar la faceta de la que se enamoró.

Luego viene otra discusión y el ciclo se repite, conforme la convivencia se consolida con los años, la víctima aprende a sobrevivir así.

Teoría de la Indefensión Aprendida

La teoría de la indefensión aprendida (del prestigioso psicólogo Martin Seligman) hizo grandes contribuciones para explicar la permanencia de la mujer en un entorno violento.

Según esta teoría, la víctima aprende a permanecer callada e indefensa para no despertar la ira de su agresor, así como para hacer creer que todo está bien a sus allegados.

¿Cómo se logra tal aberración? En gran parte, debido al modelo ultra-conservador que se impuso a las mujeres por décadas dentro de numerosos entornos… y que aún se perpetúa a discreción: aquella absurda noción de que el amor “todo lo puede y todo lo soporta.”

Síndrome de Adaptación Paradójica a la Violencia de Género

Esta condición afecta la salud mental de las mujeres maltratadas, quienes a mediano plazo, sufren de un miedo constante a las agresiones de su pareja.

De esta forma, modifican su conducta en público y en privado, teniendo repetidos episodios de ansiedad o ataques de pánico cuando su “rutina” se rompe. Llega un punto en que incluso, la noción de su realidad es fantasiosa.

Tras ello, es usual que la víctima pierda la capacidad de anticipar las consecuencias de su propio comportamiento. Así, termina cediendo a un estado de sumisión donde justifica el nuevo entorno mental que le provocó su agresor.

Gracias a expertos como Wendy L. Patrick, queda asentada la mejor alternativa para acercarse a las víctimas: apoyarlas, NUNCA presionarlas.

Es recomendable que se busque la ayuda de un terapeuta especialista para cada caso, y mientras tanto, usar el mejor recurso que se tiene entre humanos: la empatía.

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