¿Por qué los deportes extremos acuáticos nos gustan tanto?
Los deportes extremos acuáticos son simplemente fascinantes. Lo son para casi todo el mundo de una forma u otra. Incluso aquellos que no los practican pueden apreciar la magia de interactuar con el mar de una forma dinámica y arriesgada.
Nuestra pasión por retozar con el mar (o las aguas en general) nos llega desde tiempos ancestrales. Quizás viene del mismo lugar desde el cual nos llega la necesidad de cruzar océanos enteros, escalar el Monte Everest, o enviar una nave a la Luna.
El surfing, por ejemplo, es una de las actividades extremas más populares alrededor del mundo y un es estilo de vida para muchos. El mismísimo navegante inglés James Cook quedó fascinado al ver a los pobladores de las Polinesias Occidentales deslizarse sobre las olas usando solo una tabla en el siglo XVIII.
Pero los orígenes del surfing se remontan muchísimo más atrás en el tiempo. Los investigadores del tema estiman que el surfing se ha practicado en las islas del Pacífico por más de 3.000 años. Esta actividad es parte de la cultura de la zona. Los hawaianos han practicado el “he’enalu” por siglos. He significa pasar de solido a liquido y enalu se refiere a deslizarse sobre las olas. Para ellos esto no es una simple diversión, es deslizarse para fundirse con el agua.
En tiempos de antaño, solo los ali’is, o personas con un estatus alto aprendían a surfear. De hecho, su prestigio aumentaba según se convertían en mejores surfistas.
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Por otro lado, el canotaje comenzó a popularizarse en Inglaterra a mediados del siglo XIX hasta convertirse en un deporte olímpico en 1924 para los juegos de París. Pero lo más llamativo de estas embarcaciones estrechas y puntiagudas es que las han usado antiguos pobladores de zonas geográficas distantes unas de otras.
Tiene mucho sentido que los aborígenes norteamericanos aprendieran el arte de fabricar canoas de los esquimales inuk. Pero las canoas también fueron un medio de transporte importante para los pobladores de Groenlandia desde hace más de 2.000 años. Los aborígenes australianos y de las islas del Pacífico también las han usado desde tiempos remotos.
En tiempos modernos la tecnología ha elevado los deportes extremos acuáticos a otro nivel. Hoy en día los amantes de estas actividades no solo juegan con las olas, las corrientes, o el viento. Ahora pueden empujar sus propios límites físicos mucho más allá.
Imagina la adrenalina que genera elevarse 20 o 30 pies en el aire propulsado por una turbina de agua amarrada a la espalda o los pies. Una vez en el aire, la persona puede hacer piruetas acrobáticas que son realmente impresionantes.
Lo mismo pasa con el parasailing o el kite boarding. Los equipos modernos permiten maniobrar usando el viento para lograr altas velocidades sobre la superficie y realizar acrobacias. El seabob es otra actividad acuática que tiene cautivados a muchos. Se trata de usar un motor submarino para bucear al alta velocidad con un mínimo de esfuerzo. ¿Quién no quedaría fascinado con algo así?
Los deportes extremos acuáticos continuarán siendo populares por muchas razones. Porque acercan a sus practicantes al mar y la naturaleza, porque la mayoría son un ejercicio físico increíble, y porque son simplemente super cool.