Altar dedicado al salvadoreño Carlos Alfonso Segovia grita contra las pandillas en Los Ángeles
El infante de marina Carlos Alfonso Segovia recibió un balazo mortal hace 6 años, cuando intentaba detener un robo en el sur de Los Ángeles. "Mi hijo perdió su vida en la guerra interna que tenemos dentro de los Estados Unidos, con armas legales e ilegales", apunta Sandra López.
Por eso este Día de la Recordación (Memorial Day), la madre salvadoreña destaca el legado de su héroe con un altar. Desde ahí, pide leyes más "rígidas" contra las armas de fuego. También desnuda su corazón para que las personas entiendan que las pandillas solo causan tristezas, a todos.
"Es un dolor de por vida, para mí como madre, para sus hermanas, para todas sus amistades", dice frente al altar repleto de fotos y recuerdos del infante de Marina asesinado a sus 19 años.
La muerte de Carlos Alfonso Segovia a manos de pandilleros
A las 11:28 de la noche, del viernes 16 de septiembre de 2016, el infante de marina Carlos Alfonso Segovia llamó a su novia, Kimberly Pérez. Recién la había dejado en su casa.
Estaba de visita con un permiso, pues en mayo entró al Batallón de Entrenamiento de Infantería Avanzada, en la Escuela de Infantería de Camp Pendleton, en San Diego.
En su llamada, le contó a Kimberly que, saliendo de esa esquina, entre las calles 31 y Western, al suroeste de Los Ángeles, vio a dos sospechosos intentando robar el carro de su mamá.
Segovia, que no tenía uniforme ni arma, le adelantó que se acercaría para reclamarles y tronchar sus planes. Ella escuchó una discusión, el coche de su novio arrancó y luego, silencio.
La investigación reveló que Oscar Aguilar, de 28 años, le disparó a la cabeza, junto a Esaú Ríos, de 31 años. Ambos están condenados a cadena perpetua.
Eran las 11:35 de la noche cuando el infante de marina nacido en El Salvador fue descubierto herido y sin conocimiento, dentro de su auto, un Dodge Challenger.
El 19 de septiembre, a las 8:00 de la noche, Segovia fue desconectado de las máquinas que lo asistían y murió en el California Hospital Medical Center, en Los Ángeles.
Alternativas para evitar las pandillas en Los Ángeles
El dolor es grande, pero Sandra López se mantiene buscando formas de evitar que las pandillas ganen membresía. En 2016, provocaron 147 muertes y en 2022, sumaron 382 víctimas mortales en Los Ángeles.
Su deseo es que integrantes de pandillas y otras personas que lo estén pensando, "se den cuenta que no es solo esa opción; de agarrar un arma y dispararle en la cabeza a alguien y dañar a una familia de por vida. Hay muchas opciones para salir adelante".
De una de ellas nos habla el expandillero George Nuñez, portavoz de Homeboy Industries.
Asegura que las personas tienen que entender que "las pandillas no más los quieren usar, abusar de ellos y después los tiran".
Vive su transformación y confirma que se ofrece rehabilitación a expandilleros y se les ayuda a completar su educación, entre otros servicios.
Lo más importante, en su experiencia, es que se les ofrece terapia para sanar el problema que los llevó a formar parte de una pandilla, en primer lugar.
"Dios sí perdona", concluye.