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    Racismo

    Ser negro e hispano en EEUU, un país que no resuelve sus problemas de racismo

    Dos testimonios dibujan la manera en que se discrimina por el color de la piel. Afirman que el comportamiento de las autoridades les ha generado miedo e inseguridad. El impacto es igual de importante como si se tratara de brutalidad policial, según expertos.
    4 Jun 2020 – 04:47 PM EDT
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    Protestas por el asesinato de George Floyd. Crédito: PAU BARRENA/AFP via Getty Images

    Las protestas que inundan las calles de Estados Unidos estos días por la muerte de George Floyd tras su violento arresto en Minneapolis han puesto nuevamente en primer plano la discusión sobre el racismo.

    De acuerdo a un informe emitido por la Conferencia de Liderazgo sobre Derechos Civiles y Humanos de Estados Unidos, las cifras de 'racial profiling', es decir, la utilización de perfiles étnicos determinados como base de sospechas para la prevención de delitos, es un gran problema en el país, causando perjuicios personales a las minorías.

    Según el informe, por cada 10,000 ciudadanos en el país, los negros son detenidos por la policía 3,400 veces. Estos detenidos tienen un 127% más de probabilidades de ser registrados por las autoridades sin motivo alguno y un 26% más posibilidades de ser arrestados, comparado con las personas blancas que la policía detiene en las calles.

    "Me detienen solo porque luzco diferente"

    " Yo soy mujer, hispana, negra e inmigrante, una mezcla que para muchos en este país es casi un pecado y por la que he tenido muchos problemas personales", dice Clemencia Wilcox, una ingeniera industrial colombiana que desde hace casi dos décadas vive en Des Moines, Iowa, una comunidad con un poco más de 217,000 habitantes y en donde hispanos y negros son una minoría que debe lidiar en muchas ocasiones con ese 'racial profiling'.

    Wilcox indicó que en los últimos 15 años ha experimentado en carne propia el prejuicio policial.

    "Me han detenido en al menos siete ocasiones mientras conduzco mi vehículo, pero en ninguna de esas veces me han dado una infracción de tránsito, pues nunca he cometido falta alguna al volante", dice, añadiendo que en la mayoría de esas ocasiones los agentes recurren a excusas como que una de sus luces traseras no está funcionando.

    " Yo sé que mi físico me hace una persona vulnerable para que me detengan sin motivo alguno, así que soy muy precavida con todo lo relacionado a mi auto, pues no quiero tener problemas con la autoridad. Cuando les pregunto qué luz es la que no funciona, ellos se justifican diciendo que vieron mal o que quizá no estaba bien apretada.

    "Ya tengo siete advertencias", indicó Wilcox, diciendo que para muchas personas ese número de detenciones de la policía en 15 años puede no resultar conflictiva, pero que ni su esposo de procedencia escosesa o sus amigos de trabajo jamás han sido detenidos a pesar de estar manejando sus autos durante casi toda la vida.

    Según Jorge Duany, director del Instituto Cubano de Investigación y profesor de antropología y sociología en el Departamento de Estudios Globales y Socioculturales de la Universidad Internacional de Florida (FIU), el racismo sigue generándose debido a un cúmulo de prejuicios que muchas veces comienzan en el hogar o en círculos sociales donde se usan algunas expresiones que muchos consideran inocentes, pero que en realidad causan un daño exponencial que puede conllevar al odio y que se convierten en monstruos que afectan a millones de personas.

    En los encuentros entre policías y civiles que pertenecen a una minoría racial el prejuicio es en ambos sentidos, tal como lo cuenta Wilcox.

    "Los agentes siempre se acercan a mi ventana con la mano en la pistola, algo que me da mucho miedo y por eso evito moverme lo menos que pueda dentro de mi propio auto. Cuando me piden la licencia, les pregunto que si puedo buscarla dentro de mi cartera, igual pasa con los papeles del auto, siempre les digo que si puedo abrir la guantera para sacarlos. Son momentos muy estresantes porque pienso que me pueden disparar si hago algún movimiento brusco".

    En una ocasión un auto la chocó fuertemente por detrás y al llegar la policía comenzaron a buscar drogas en su vehículo, mientras que dejaron ir a la persona que le ocasionó el accidente.

    " La víctima fui yo, pero ellos me trataron como si fuera una criminal solo por ser negra".

    Para el doctor Duany, una de las razones por la que los latinos se están identificando con las protestas generadas por la muerte de George Floyd es porque ellos mismos han sido víctimas de prejuicios policiales que les han causado detrimento y daños personales.

    "La comunidad de color, incluyendo a los latinos negros, han padecido por genereciones un trato desigual en muchas instancias de la sociedad. El trato que reciben de muchas autoridades no es el mismo que reciben otros ciudadanos. Creo que las manifestaciones y las luchas comunes pueden traer muchos beneficios para todos", indicó el sociólogo.

    Ser negro es muy difícil

    Raimundo Mosquera es abogado. Como Wilcox, es negro e hispano. Vive en Wayne, Nueva Jersey, donde la población negra es mínima entre sus escasos 55,000 habitantes. Según Mosquera, los inconvenientes generados por su color de piel lo han hecho pensar varias veces en abandonar esta localidad, pero el trabajo de su pareja se lo impide.

    "Me han detenido tres veces en menos de un año por ser negro. Una vez estaba corriendo en un parque cerca de mi casa y dos mujeres que iban adelante llamaron a la policía porque pensaban que las iba a robar. Otra vez me detuvieron también sin motivo mientras esperaba el bus en una estación, solo porque una pareja de ancianos pensó que podía ser peligroso, y la tercera vez fue por caminar en la noche hacia mi casa al salir de mi trabajo", señaló con frustración, indicando que en cada una de esas ocasiones los agentes lo han retenido hasta que verifican que no tiene antecedentes criminales.

    " Ser negro es muy difícil, no solo en este país, pero aquí me da más miedo que pueda ser una víctima de las autoridades solo por el color de mi piel", señaló Mosquera.

    De acuerdo al sociólogo Alejandro Angee, profesor en el Miami Dade College, en nuestros entornos cotidianos hay sistemas racistas que no se perciben con facilidad y por eso muchos no se enteran, pero que quienes tienen que padecerlo lo perciben con rapidez.

    "Las categorizaciones por la manera en que lucimos son marcadas en muchos niveles de la sociedad, donde la desigualdad y la opresión por el color de piel siguen siendo relevantes. Por eso no podemos bajar la guardia al momento de educar en nuestros hogares a los hombres del mañana", dice el sociólogo, quien compartió una experiencia que tuvo hace pocos días, cuando después de una jornada de ejercicios en su bicicleta decidió parar en un restaurante a comer en una zona residencial en el sur de la Florida, donde le dijeron que no habían mesas disponibles debido a la pandemia y le ofrecieron empacarle su pedido.

    "Yo acepté mientras esperaba en la calle, pero minutos después observé a una pareja entrar al restaurante e inmediatamente les abrieron una de las mesas que a mi me habían negado", indicó, afirmando que fácilmente podía haber asumido que no lo atendieron por ser hispano, pero que decidió pensar que quizá era porque estaba sucio o porque esa pareja eran familiares o amigos del propietario.

    " Yo no asumí la eventual discriminación de la que fui víctima, pero cuando te sucede lo mismo constantemente, como en el caso racial por tu color, es imposible no asumirlo', indicó el experto.


    Frases hirientes que muchos consideran "inocentes"

    Wilcox y Mosquera cuentan que la carga emocional y la connotación negativa que la sociedad impone a los seres vivos y objetos negros, generó en ellos muchas inseguridades desde que estaban pequeños.

    "Pocos imaginan lo difícil que es desde niño escuchar expresiones que para muchos resultan comunes y corrientes pero que hieren tanto, como por ejemplo - negro ni el teléfono- o - trabaje como negro para vivir como blanco- frases que se han incluido erróneamente en nuestras culturas y con las que muchos hacen bromas o que las dicen sin pensar, con extrema naturalidad, pero la verdad es que cuando eres un pequeño no tienes la capacidad para digerirlas y te hacen daño", indicó ella.

    Según el doctor Duany, muchas de estas expresiones se han usado de manera generacional en muchos países hispanoamericanos y muchas personas piensan que son "inocentes", pero verdaderamente causan deterioro a la personalidad de otros y generan la subvaloración humana de alguien más, por eso hay que combatirlas y no permitirlas más.

    "Tenemos que reaccionar inmediatamente para corregir a quienes las usen y a la vez educar de una mejor forma a nuestras generaciones futuras", indicó el especialista.

    Duany asegura que el racismo en Estados Unidos ha cobrado más fuerza bajo el liderazgo del presidente Trump, quien desde su primera campaña presidencial tuvo como punta de lanza el discurso antiinmigrante que caló hondo en algunas personas blancas que residen especialmente en comunidades rurales y que tienen bajos niveles educativos.

    " Trump siempre ha apelado al discurso del nativismo, a activar los resentimientos en algunos sectores de la población blanca y de los evangélicos que se sienten desplazados por las diferencias", indicó el sociólogo.

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