5 lecciones que aprendí de mi propio cuerpo
No hay nada más gratificante que estar en sintonía con nuestro cuerpo. De hecho, este representa el camino más efectivo para manifestar toda su belleza. A fin de cuentas, ¿cómo puedes sentirte a gusto con él si ni siquiera le prestas atención?
Para evitar que esto te suceda, hoy quiero compartir contigo todo lo que he aprendido de mi cuerpo en este tiempo. ¡Estoy convencida de que a ti también te ayudará!
#1 Si yo no lo cuido, nadie lo hará por mí
No puedo evitar que el tiempo pase o que la vejez llegue, pero sí puede decidir cómo quiero vivir hasta el último día de mi vida. ¿Acaso quiero pasar mis últimos años limitada corporalmente por no haberme cuidado lo suficiente? Yo quiero vivir al máximo hasta el último segundo. Por eso, decidí cuidar mi cuerpo, ofreciéndole todos los nutrientes que necesita y manteniéndolo en movimiento con las actividades que más disfruto.
#2 El respeto es lo primero
Desafiar nuestros límites es lo que nos permite seguir avanzando. No obstante, es vital que sepas cuándo parar para evitar violentar a tu organismo. Así, en este tiempo aprendí que los extremos no son buenos y que, tanto en la alimentación como en el ejercicio, es fundamental encontrar un punto medio.
Más información: Recomendaciones para hacer ejercicio cuando no hay tiempo
#3 Debo tener paciencia
Nuestra mente va deprisa pero nuestro cuerpo tiene sus tiempos. Esta fue la poderosa lección que aprendí cuando comencé a alimentarme de forma más saludable e incorporé el ejercicio a mi rutina. Los cambios no son automáticos, pero pueden convertirse en permanentes si logramos asumir este nuevo estilo de vida.
#4 El cuerpo tiene memoria
Nuestro cuerpo recuerda cada acto de nuestra día a día. ¿Pensabas que esa tarta iba a desaparecer tan rápido como su sabor? ¿O que ese día que olvidaste la crema protectora no iba a envejecer tu piel? Error. Presta atención a cada acto de tu día a día, hasta el más mínimo tendrá su repercusión en nuestro cuerpo.
#5 Nunca debo dejar de escucharlo
Además de conocer a la perfección nuestro cuerpo, es básico que estemos atentos a cada señal que nos manda. Puede que al principio te resulte difícil saber qué te está diciendo tu cuerpo, pero seguro que si prestas atención lograrás aprender a comunicarte con él. Ese sarpullido de tu piel, ese dolor de espalda o de cabeza son señales que tu cuerpo te manda para que cambies de rumbo. Intenta escuchar cada una de ellas y ponerle remedio.
Estas son las 5 lecciones que he aprendido de mi cuerpo, aunque sé que todavía me queda un largo camino por recorrer. ¿Tienes claro todo lo que aún puedes descubrir del tuyo? ¡Abre tu mente y encuentra el equilibrio!