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El lazo que te une a tu hermana es irrompible: 9 recuerdos que nada ni nadie podrá borrar

Publicado 4 Mar 2019 – 10:08 AM EST | Actualizado 4 Mar 2019 – 10:15 AM EST
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Tener una hermana es genial. Bueno, eso lo sabes ahora que ya son grandes. Cuando eran niñas se la pasaban discutiendo, se peleaban, se amigaban y se volvían a pelear. De haber tenido la posibilidad, te hubieras ido de la casa para no tener que soportar el «maltrato». ¿Pasaste por estas situaciones?

Heredaste su ropa (vieja y desgastada)

De tu hermana mayor heredaste la mayor parte de la ropa, al igual que los juguetes. No es que te molestara, pero te hubiera gustado estrenar ropa nueva más seguido.

Te martirizaba con mentiras

Alguna vez tu hermana te dijo que te encontraron en el bote de basura o que eras adoptada solo para molestarte y hacerte rabiar.

Peleaban por todo

Todos los días peleaban para ver quién llegaba primero al baño, quién tenía el control remoto del televisor o quién comía la última porción de pastel.

La acusabas con tu madre

«¡No la molestes, que es pequeña!» Seguro escuchaste esa frase decenas de veces y supiste aprovecharte de esto para conseguir que tu hermana dejara de molestarte (aunque las peleas, por lo general, las empezabas siempre tú).

Era una broma tras otra

Las bromas que tuviste que soportar por parte de tu hermana mayor son demasiadas para contarlas. Pero (¡eso sí!) tu hermana era la única que podía hacerte esos chistes. Si alguien más te hacía algo, corrías hacia ella para que te defendiera.

Vivían en una competencia constante

Las competencias eran algo común en tu casa: quién se sentaba primero en la mesa a la hora del almuerzo, quién era la preferida de papá y mamá, y otras cosas mientras escuchabas gritar a tu mamá para que dejaran de hacerlo.

Ser «la hermana de» en la escuela no siempre era bueno

Todos los maestros de la escuela y la secundaria te conocían porque tenían el mismo apellido. Eso tenía sus desventajas sobre todo si tu hermana era de hacer líos en clase o nunca estudiaba.

La retaban a ella cuando ese reto era para ti

Siempre disfrutaste cuando tu madre retaba a tu hermana por algo que habías hecho tú. Sin embargo el sentido de culpa te invadía y confesabas.

Te entrometías cuando ella y sus amigas se reunían

Morías por ir con tu hermana y sus amigos, pero cada vez que asomabas la cabeza en el dormitorio te gritaban «¡sal de aquí!» y tenías que marcharte.

Tener una hermana o un hermano es casi siempre un privilegio de la vida. Y cuando toca ser la hermana menor el orgullo que sientes es inigualable.

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