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El mal humor del papá puede afectar el desarrollo de sus hijos, afirma un estudio

Publicado 18 Ago 2019 – 09:51 PM EDT | Actualizado 18 Ago 2019 – 09:51 PM EDT
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A veces el estrés de la vida no permite que los padres aprecien lo importante de su esfuerzo, sus hijos. Un ejemplo de esa especie de 'ceguera' es la creencia errónea que la madre es la única que tiene una influencia sobre el crecimiento del bebé, porque un estudio de la Universidad del Estado de Michigan encontró que el mal humor del padre puede afectar de forma negativa el desarrollo del pequeño.  

«El enojo relacionado con la crianza, por parte del papá, produce un daño en las capacidades cognitivas y de lenguaje de los niños entre los dos a tres años de edad», describe la investigación.

Para llegar a este resultado se analizaron los datos de 730 familias las cuales participaron en una encuesta del programa  Early Head Start. Además de los problemas cognitivos, el humor del padre afecta más a los hijos varones que a las mujeres y en algunos casos puede ser causa de depresión en el niño. 

Lo anterior permite entender que el crecimiento de un ser humano es complejo y que es más vulnerable al entorno de los que se creía. 

¿Cómo controlar tu molestia o frustración? Para no afectar a tu hijo, el psicólogo Guy Winch proporciona las siguientes recomendaciones para escapar de esos sentimientos de forma rápida: 

1. Realiza algo para sentirte bien contigo. Realiza un poco de ejercicio al aire libre, llama a esa persona que te hace sentir reconfortado, planifica algo que te gustaría hacer, todo lo anterior te ayudará a elevar tu nivel de endorfinas (la hormona de la felicidad). 

2. No te quedes con las pequeñas molestias. ¿Vale la pena quedarte con el enojo? Mejor habla, pero si no puedes manifestar tu punto de vista, sustituye ese pensamiento por una lista de cinco cosas por las que te sientes agradecido. 

3. Duerme. Es posible que no tengas tiempo, pero recuerda que los pendientes seguirán ahí pero no tu bienestar. Toma por lo menos una siesta de 15 minutos. 

¡Con nadie te tienes que desquitar, menos con tus hijos! 

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