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Anorexia

Tuvo anorexia a los 13 y su relato se volvió viral: «Mi cuerpo me pedía a gritos que pare»

Publicado 6 Mar 2019 – 02:56 PM EST | Actualizado 9 Abr 2019 – 12:00 PM EDT
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Delfina Carle tiene 17 años y en los últimos días publicó en su cuenta de Twitter diferentes imágenes de cuando tenía 13, al lado de otras fotos suyas actuales.

Sin imaginar la repercusión que tendría, Delfina se expuso a sí misma para que otras mujeres conozcan su historia, se sientan identificadas y se permitan pensar: «Si ella pudo superar la anorexia, yo también puedo».

Los desórdenes alimenticios (y todo lo que ello conlleva) no son una temática que encontremos comúnmente en los medios de comunicación. Y cuando se habla de anorexia el abordaje es, por lo general, estereotipado y derrotista.

A través de la publicación, Delfina no solo dejó en evidencia los momentos más duros de su experiencia para que otras mujeres puedan empatizar con su relato, sino que además, mostró otro costado de la enfermedad: el de sobrevivirla todos los días.

En pocos días, su mensaje recorrió el país entero y miles de mujeres le respondieron con felicitaciones, reflexiones, elogios, preguntas y otros testimonios. Hablamos con ella para conocer su historia y desentramar el tabú.

La historia de Delfina

Delfina vive en Daireaux, en la provincia de Buenos Aires. En el año 2015 fue al Hospital de Clínicas en la CABA para hacerse un análisis de sangre y cuando los médicos vieron los alarmantes resultados la dejaron internada.

En esa época Delfina estaba siempre enojada. Todas las personas que la veían le decían que estaba muy cambiada. Iba al colegio, volvía, y después se metía en su habitación a estudiar, todo el día sin salir. Si la invitaban a algún lado no iba, si tenía un cumpleaños se desesperaba.

«A mí no me importaba lo que a las chicas de esa edad generalmente les interesa. Si te gustaba un chico estabas esperando que te dé bola e ibas con tus amigas y les hablabas de él. Yo esa conversación no la tenía», reconoció.

A los 14 años los efectos de la enfermedad comenzaron a notarse en todo su cuerpo. Estaba muy flaca, tenía la piel morada en las manos, las rodillas y los pies y se sentía permanentemente débil, muy cansada. «Me desmayaba, me bajaba la presión, tenía un montón de ojeras y el pelo se me caía de a mechones», recuerda.

Como todo proceso dificultoso, son muchos los factores que intervienen a la hora de tomar conciencia y comenzar a ver las cosas de una manera completamente distinta. Sin embargo, hubo un momento que registró como punto de inflexión.

«Un día fui al shopping con mi mamá y entramos a un local de ropa. Me probé un buzo y cuando me lo estaba sacando se me enganchó el pelo con una pulserita y automáticamente se me salió un mechón enorme de pelo», contó Delfina y agregó: «Mamá lo agarró rápido y se lo metió en el bolsillo. Nos quedamos mirándonos, ella con los ojos llenos de lágrimas. Ahí me di cuenta de que mi cuerpo estaba mal, era como que me pedía a gritos que pare, que ya estaba».

En el centro de rehabilitación, Delfina conoció a una chica anoréxica que estaba embarazada y que: «Estaba como yo, a punto de morirse. Quería tener al bebé para salvarse ella, porque decía que era una salvación. Yo la veía y pensaba: '¿Cómo puede estar pensando esto?', y la verdad es que yo en otras situaciones pensaba igual y no me daba cuenta», sintetizó.

Para ella el tratamiento fue muy duro y muy largo, y aún lo continúa. «Mis papás me acompañaron siempre, tuve visitas de mis abuelos, de mis tíos. Mis amigas me mandaban fotos, me mandaban regalos. Los amigos de mis papás, mis primos, me iban a ver y me acompañaban, tanto estando internada como cuando vivía allá», contó Delfina y agregó: «Es el día de hoy que si estoy a distancia todos me siguen acompañando por medio de mensajes».

Si tuviera la posibilidad de hablarle a la chica que fue, Delfina le diría que abra los ojos: «Me duele en el alma decirlo, pero que no sea tonta, que disfrute y que no caiga. A las chicas que están pasando por lo mismo que yo, también, que busquen ayuda, que hablen. Es muy importante decir lo que uno siente, lo que le pasa».

Cuando hablamos sobre su publicación en Twitter, Delfina nos contó que solo buscaba sentirse orgullosa y que las chicas que tienen problemas alimenticios la vieran y pensaran: «Si ella pudo, ¿por qué yo no?».

«Estoy muy agradecida por todas las personas que me escribieron. También me hizo dar cuenta de las lindas personas que tengo alrededor, me llenan el alma y me hacen dar cuenta de que estoy en el lugar correcto. A pesar de que me siento mal a veces, hoy puedo decir que soy feliz, que no solucione mi enfermedad del todo pero la pude combatir».

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