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México

Blanca Villagómez, la cocinera de Tzintzuntzan que usa su comida como 'arma' para superar el machismo

En un país donde el machismo está tejido en la sociedad, esta emprendedora se abrió camino y, de paso, impulsó a otras mujeres a romper estereotipos obsoletos.
12 Sep 2021 – 12:49 PM EDT
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“No sirves ni para tener hijos, eres una fracasada, nadie te va a querer por dejada...”, cuenta Blanca Delia Villagómez Estrada que le dijeron en uno de los puntos más bajos de su vida. Años antes, cuando tenía 24, había salido de su natal Tzintzuntzan, en el sureño estado mexicano de Michoacán, tras contraer matrimonio.

“Pasó el tiempo y no podía embarazarse Me preguntaban qué pasaba y pues no sabía que decir. Fue ahí cuando comenzaron los insultos, las agresiones por los padres del que era mi esposo", recuerda Blanca en una entrevista telefónica con Univision Noticias, en un ejemplo que ilustra el machismo imperante en ese país.

"Fue un momento muy duro, que me costó mucho, hoy ya no lloro, pero me costó mucho. Cuando no me pude embarazar me corrieron, me dijeron que ni para tener hijos servía”, narra Blanca.


Cuanta que soportó muchas humillaciones como esa. Y que el desamor matrimonial le hizo pensar que estaba ante su más grande fracaso. Decidió regresar al hogar de sus padres. Allí, junto con el calor familiar, encendió también los fogones y comenzó a vender comido en el patio de su casa. Eso, sin querer, se convirtió en una fuente de terapia.

Sin embargo, la calma duró poco, porque un día mientras se encontraba en el negocio familiar en el que trabajaban sus hermanos, uno de ellos, el mayor, tuvo un fatal accidente. “Un día, mientras estábamos vendiendo, mi hermano mayor vio como una niña se echó a correr hacia la carretera y salió tras ella".

Ambos fueron arrollados fatalmente. "Fue un durísimo para mí, caí en depresión, sólo quería morirme”, relata.

La cocina como 'terapia' para superar sus penas

Una vez más, Blanca convirtió su tristeza en el impulso para salir adelante y retornó a su emprendimiento culinario. “Me lo recomendó el psicólogo como terapia ocupacional, y me decidí y comencé a vender cena en la casa de mis papás acá en Tzintzuntzan”. Preparar alimentos era lo único que la mantenía animada.


De a poco, fue superando la muerte de su hermano y atrayendo más comensales de la zona, al grado que un día “llega un señor y me dice: ¿Te gustaría participar en Cocineras Tradicionales? Me decidí y participé en el primer concurso, y gané”.

El certamen gastronómico fue la puerta al éxito para la michoacana, pues su popularidad creció a tal grado que la llevó a participar en diversos concursos. Una cosa llevó a la otra: el negocio creció y pasó de un local a ocupar una casa completa que ahora alberga su restaurante.

Además su mole y sus tamales gourmet la han llevado a ser considerada una de las mejores cocineras tradicionales del país.

Y como 'arma' para superar el machismo

En México, el machismo está tejido en la sociedad, principalmente en las localidades rurales en las que las mujeres suelen dedicarse a las labores del hogar y quedan fuera de la fuerza laboral. Es parte de lo que expertos describen como violencia económica por parte de hombres controladores.

Uno de los cursos que Blanca recibió tras ganar el certamen de comida tradicional estuvo enfocado en el empoderamiento femenino, con el que apoyó a mujeres de su localidad al darles trabajo y, con ello, a tener otra vida.

El negocio actualmente es liderado por mujeres, quienes han logrado superar adversidades como la viudez, el maltrato y la violencia marital. Todas ellas se han apoyado a salir adelante encontrando en la cocina el 'arma' para vencer al machismo imperante en la sociedad mexicana.

Blanca narra emocionada cómo comenzó a apoyar a mujeres.

"Yo sabía que lo que me pasó no debe vivirlo nadie más, entendí que no importa lo que digan nadie tiene derecho a tratarte mal, así que me dije que siempre que estuviera en mis manos apoyar a otras que estuvieran viviendo una situación de abuso, lo iba a hacer, fue una promesa que me hice y que he cumplido”.


Blanca también recuerda que hace unos nueve años, un comensal inició una conversación que le cambió la vida. “Me preguntó si tenía hijos, le conté parte de mi historia de vida y me dijo que él podía ayudarme. Era un especialista que se ofreció a darme tratamiento para embarazarme y, tras dudarlo un poco, acepté porque era lo que me faltaba".

"Luego de seguir sus indicaciones, al fin pude comprobar que serví para mucho, incluso para tener a un hijo”, cuenta con emoción sobre algo que en su caso era un objetivo de vida. “Ya no lloro cuando hablo de mi vida, de lo que pasé, hoy me alegro”, dice. "Hoy me siento completa, plena y muy feliz de la vida que he tenido, de poder dejar un legado".


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