5 señales imposibles de ignorar de que debes mudarte de la casa de tus padres
Quienes todavía vivimos con nuestros padres sabemos que tarde o temprano llegará ese momento en que dejaremos el nido, ya sea por voluntad propia o por una sutil expulsión.
No hay ninguna regla que indique cuándo es el momento indicado para independizarnos por completo y cada persona tiene sus propios tiempos para tomar esta decisión.
Y a pesar de que no exista una norma, sí hay determinadas señales que nos dicen que debemos abandonar el nido de una vez por todas:
1. Tienes más de 30 años
Por más buena que sea la relación con tu familia, si ya has pasado los 30 años es hora de que reconozcas la importancia de vivir solo, madurar y dejes tu casa cuanto antes.
2. Ya no puedes dialogar con tus padres
Cada vez que intentas comunicarte con tus padres terminan discutiendo, no importa cual sea el tema. Una relación tan desgastante es nociva tanto para ti como para tus padres y la mejor decisión será que te mudes de su casa.
3. Tienes que pagar parte de la renta
Si tus padres comienzan a cobrarte una fracción de la renta y colaborar con la comida es una señal clarísima de que debes buscar tu propia casa. Es preferible que si vas a pagar una renta lo hagas en un hogar independiente con tus reglas y no en la casa de tus padres
4. Indirectas
Si tus padres realizan comentarios tales como «¡Qué bueno que tu amigo se mudó solo!» o te muestran los precios de rentas, es probable que quieran decirte que es hora de dejar el hogar. Y esto no significa que no te quieran más allí, pero sí que debes madurar e independizarte.
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5. Tu hermano menor ya se mudó
Esto puede ser hasta un poco frustrante y de seguro te hará reaccionar sobre la importancia de ser independiente. Si tu hermano que tiene menos años que tú ya decidió mudarse es porque tú te has atrasado en tomar esa decisión y debes hacerlo ahora mismo.
Tal vez te genere cierta inseguridad o temor el irte a vivir solo, pero una vez que lo hagas descubrirás que la independencia tiene un montón de beneficios que te estabas perdiendo. Tener un espacio propio y vivir bajo las reglas que nosotros mismos imponemos nos da una libertad única, además de que nos permite conocernos más a nosotros mismos.